Para lograr ese efecto sin generar algo artificial, usamos programas de corrección de tono y errores, como el Autotune, Melodyne, T-Pain y muchos más. Estos nos permiten alterar hasta cierto punto el tono, timbre y afinación de la voz. Para que lo veas claro, te explicamos cómo funciona en detalle.
El sistema de música de occidente está compuesto por 12 notas musicales, cada una separada por intervalos de medio tono entre sí, llamados semitonos. Debido a esto, en toda producción musical se utiliza una selección de dichas notas, recogidas en tonalidades.
Así, si un tema está escrito en Re mayor, se supone que solamente 7 notas de las 12 son naturales al oído occidental. Dichas notas serían: Re, Mi, Fa#, Sol, La, Si y Do#.
Tenemos un oído fantástico que, incluso no entrenado, puede detectar sin ningún problema si una nota está fuera de sitio. Por eso es necesario afinar a la perfección, editando cualquier error durante la producción.
Y es que si un cantante desafina mucho, se nota. Sin embargo, a veces la variación no cae un semitono por debajo o un semitono por encima: hay veces en que puede tratarse de un grado en mitad de dichos semitonos, ya que teóricamente hay una infinidad de frecuencias ahí. Y entonces el tema suena deslucido.
Entendiendo esto, empezamos a valorar el apoyo de soluciones como Autotune. Este permite que nosotros, como productores, podamos visualizar una gráfica donde están plasmadas todas las notas de tu voz, facilitando trasladar notas desafinadas a su lugar, logrando así un sonido ideal en cada producción musical.
Aclarado lo de las voces, pasamos ahora a la mezcla. Esa parte es muy conocida, claro, y querrás saber a qué te enfrentarás cuando entremos de lleno en ella.